Gracias a estos dos maestros
En cuanto me llamaron para una entrevista de trabajo en el ColegIo Loeón XIII se lo dije a Ángel Idígoras, el dibujante. Y también couando me anunciaron que decidían contar conmigo como profesora de dibujo en su centro. Idígoras me hizo un encargo: "A ver si haces con los niños del cole lo que mi profe hizo conmigo cuando yo estudiaba allí". Pues Ángel es antiguo alumno del León XIII.
Yo había leído en la prensa la historia tan emotiva acerca de cómo se encontró treinta y tantos años después de salir del colegio a uno de sus profes, José Luis Guerrero, Cheli para todos los alumnos y compañeros del centro.
Cheli era un profesor muy querido en el cole, ya no, ahora es un abuelo a tiempo casi completo, pues no sólo emplea con generosidad su tiempo libre con sus nietos. También, por ejemplo, participa muy activamente en AVOI (Asociación de Voluntarios de Oncología Infantil), donde, si no me equivoco, llegó gracias a Idígoras.
Este profe poseía la capacidad de descubrir el talento que cada niño tenía y fomentarlo a través de sus clases. En el caso de Idígoras estaba muy claro y lo puso con ocho añitos a decorar el aula con viñetas que explicaban cómo había que comportarse en clase.
Ángel, que no conservaba ningún dibujo de la niñez porque los perdió en una mudanza, cuando se encontró a su profe le preguntó: "¿Qué habrá sido de aquellos dibujos con los que decoraba nuestra clase allí en el León XIII?" A lo que Cheli respondió que él los tenía todos. Así que le regaló uno a su antiguo alumno que cuelga de las paredes de su estudio desde entonces.
Pero ayer se descolgó y volvió por una mañana a su lugar de origen, el cole. Allí, esta semana se han organizado unas jornadas culturales con motivo de los últimos días de clase antes de las vacaciones de verano.
Invité a Ángel a que nos diera unos talleres de dbujo, cuento y magia y él, amablemente accedió.
Después de recogerlo y desayunar juntos en su barrio de Huelin Town, se colgó una bolsa de Misako con sus cosillas en el hombro, se puso aquel dibujo que le dio Cheli bajo el brazo y nos fuimos al León XIII.
Pasamos una mañana maravillosa. Fue la primera vez que visitaba el colegio tras irse de allí cuando era pequeño. Y aún lo reconocía, aunque echó de menos el futbolín de la cafetería.
Lo pasamos en grande y aprendimos muchísimo. Al verlo dar los talleres, se da una cuenta, no sólo de lo que le falta para dibujar como él y tener la imaginación que él tiene, sino también de lo que dista una de un verdadero maestro. Mira que yo lo intento, y algún que otro profe de plástica me consta que también, jejeje, pero si todos los compañeros profesores de arte fueran la mitad de buenos que él dando clases otro gallo cantaría en la enseñanza y cultura artística de este país. Pero qué le vamos a hacer, no todos podemos ser genios.
Desde aquí quiero agradecer a Ángel Idígoras que nos acompañara ayer en el colegio durante nuestra semana cultural y a Cheli también, que estuvo al pié del cañón durante todos lo talleres.